domingo, 23 de mayo de 2010

Todo tiene su fin.

Queridas legiones de lectores, en mi nueva aportación que tanto apreciáis y tanto bien os hace, y ahora sabiendo que no solo sois una legión, que puedo hablar de dos legiones, quiero hacer una reflexión sobre la ortografía, que tantos disgustos, sofocones y sorpresas desagradables provoca entre todas estas buenas gentes que la padecen entre las cuales me incluyo. No es cierto esa frase que parece estar escrita en letras de fuego " El español se lee como se escribe", si esto fuera cierto, ¿ habría faltas de ortografía?, ¿habría distintas grafías para un mismo fonema ?, el fonema /k/ como ejemplo podemos escribirlo con " c", " qu", " K", y este no tiene dificultad de aprendizaje, pero ¿ que me decís de la "B" y la "V"?, estas dos letras que tantas alegrías han dado a los profesores de lengua, para recordar a sus alumnos que han de seguir trabajando en el dictado,lectura y escritura, sin hablar de "Y" y "LL", "G" y "J"...

Pero el mayor sin sentido de todas estas reglas ortográficas, es sin duda para mí, es la escritura de la "h", ¡ qué gran invento!, ¡que estandarte de la nostalgia del pasado!, ¡ que gran servicio da!, algo que no se pronuncia, que es muda, que es tan solo recuerdo de la evolución sufrida del castellano, ¿es realmente necesaria?, quizás una de las dos legiones de lectores me podría dar infinidad de razones por las que debemos mantener las reglas ortográficas. Pero de lo que ya sería más difícil de que me convenciera es de cual es la razón, de que mis errores ortográficos sean dignos de causar " un cate", y en cambio si los hace un " fulano" en un libro publicado, es una licencia literaria. En valor absoluto, la falta es la misma y será el mismo error el suyo que el mio, o es que dicho "fulano" es mejor persona que yo, o paga más impuestos, o es más alto y más guapo, lo que le da más derechos que los demás para no someterse a las reglas ortográficas.

Si realmente el español de lee como se escribe, nos sobran unas cuantas letras que nos llevan a equivoco, y creo que con el tiempo y con las nuevas generaciones, que prometen bastante, estas reglas tienen los años contados y no me extrañaría que en dentro de un siglo, se escribiera como se habla.

Sin otro particular, me despido hasta la próxima aportación.

1 comentario:

  1. Sr. Baciero, por si le da pereza entrar en la siguiente dirección, a continuación le pego un trozo del texto de un blog, quizá sea de su interés.
    http://escribeya.com/Sirena/Blog/la-ortografia-188507
    El blog dice:
    Julio Cortázar, en Rayuela (capítulo 69) nos da una trágica noticia: “Ingrata sorpresa fue leer en Ortográfiko la notisia de aber fayesido [...] en San Luis Potosí el teniente koronel Adolfo Ábila Sanhes [...] pensador, eskribió bastante en periódikos i dejó algunas obras inéditas [...] linguista, era mui afekto a tradusir sus propias produksiones al inglés, esperanto i otros idiomas”.

    Sin proponérselo Cortázar nos da un perfil de nuestro entrevistado, homónimo del Koronel. A lo único que no le atinó es que nuestro doctor Ávila nunca ha estado en la milicia ni se ha muerto. En todo lo demás coincide con el curriculum de don Raúl Ávila, quien —lo más curioso de todo— tiene una posición muy crítica respecto a las reglas actuales de ortografía. Su proposición de simplificarlas coincide al pie de la letra con la manera en que escribe Cortázar su capítulo 69. El doctor Ávila, investigador de El Colegio de México, me recibió en su oficina con una frase fulminante: “La ortografía es un medio de control social”.

    La ortografía actual se fijó a mediados del siglo XIX. Antes de esa fecha —incluidos los Siglos de Oro de la literatura española— los grandes escritores usaban una ortografía caótica, que variaba mucho. Eso no fue un obstáculo para que se volvieran clásicos. Esto muestra que primero hay que considerar la calidad del texto...
    La ortografía, basada en el principio de que debe haber un sonido para cada letra, fija la pronunciación de las lenguas y les da estabilidad, las vuelve lenguas estándar. Esto no sucede con los ideogramas y los jeroglifos. Del siglo XV en adelante, en buena medida gracias a la imprenta que inventó Gutenberg, prácticamente las lenguas europeas no variaron, por eso el español de entonces se puede entender ahora. La ortografía del español se fijó en el siglo XIX... algunos profesores madrileños de primaria, en 1843, quisieron simplificar la ortografía y suprimieron la h, la v y la q, entre otras. Como habían empezado a aplicar estas nuevas reglas en las escuelas, preocuparon a la Academia, la que solicitó la inmediata oficialización de sus complicadas reglas...
    Lo más importante, repito, es la calidad de la redacción. Los maestros de primaria franceses envidian a los italianos pues estos últimos hacen sus ejercicios de redacción y los chiquitos después se van a jugar, a ver la tele, pero los franceses tienen que quedarse horas y horas más a trabajar la ortografía. Yo propongo una simplificación, pero no por eso sugiero que cada persona escriba como habla. No, eso no. Estoy proponiendo que, como hasta ahora, se siga transcribiendo la norma culta, pero con una ortografía simplificada.
    Un caribeño puede decir calne o lah etreya pero tendrá que escribir carne y las estrellas, pues así se mantiene la unidad de la lengua. Lo que propongo es que en vez de escribir ahora, vaca, pingüino, dirigir, se escriba, de manera más sencilla, aora, baca, pinguino, dirijir. Además, yo mantendría la zeta, para no excluir a la minoría castellana, pero sólo la zeta, por eso escribiría kruz, kruzes, kruzifijo, etcétera. Y que no me digan —como dijo un académico. Tal vez no nos guste por falta de costumbre, pero los niños claro que la aceptarían, en vez de usar c antes de a, o, u y qu antes de e, i. Son reglas tan sencillas que cuando los niños aprenden a escribir las siguen sin querer; con excepción de la zeta en el caso de los niños que no son castellanos...El tema es apasionante y produce muchas polémicas cuando lo expongo. Por supuesto, sé bien que la mayoría de los maestros de primaria estarían de acuerdo.
    Nuestras investigaciones muestran que el principal problema ortográfico es la hache, y luego las letras be y ve. El problema es mayor en el campo que en las ciudades, y hay más errores o lapsogramas en los estratos bajos que en los altos, y en los niños que en las niñas.

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